A 78 RPM ENTRE GUADARRAMA Y ASTURIAS

        El miércoles 5 de agosto recibimos la visita de José Luis González de la Cera y su familia acompañados de nuestro buen amigo Diego Lobo, director de la Banda El Gumial, del concejo de Aller. Hace algunos años que nos conocimos, cuando José Luis tocaba en la Banda de Gaitas Estaferia del Centro Asturiano de Tres Cantos (Madrid), siendo entonces presidente de dicho centro mi tío Jesús. Allí surgieron amistades que una década después, siguen manteniéndose. En la actualidad, José Luis lleva varios años desarrollando una importante labor de divulgación de la cultura musical asturiana a través de la Asociación Cultural y Banda de Gaitas La Tarabica, de la Casa de Asturias de Guadarrama (Madrid). 

        En sus vacaciones a Asturias, quiso hacer una parada para hacer una aportación al archivo de música asturiana que estamos conformando. Se trata de una veintena de discos de pizarra, entre los cuales hay varios artistas asturianos: Obdulia Álvarez, "La Busdonga" (Oviedo, 1896 - Gijón, 1960); Juan Menéndez Muñíz, "Juanín de Mieres" (Mieres, 1905 - Gijón, 2003); Marcial García; Jesús García Abad, "El Vixigón"; Amparo Menéndez (Oñón, Mieres, 1901 - 1977); Fernando Cué Alonso (Oviedo, 1912 - Oviedo, 1951) y Santamaría; y Ramón García, "El gaiteru de Libardón" (Arroes, 1864 - Libardón, 1932). A esta donación, quiso añadir también un tocadiscos Philips 110 de maleta. Un aparato portátil muy interesante para la reproducción de discos de vinilo, correspondiente a los años setenta del pasado siglo y que representa la evolución entre los antiguos gramófonos mecánicos de maleta o campana –como los que podéis ver en fotografía– y los actuales.

César, Virginia y Jose Luis  entregando los discos y conociendo nuestra colección

        Estos discos que veis en imagen, habían pertenecido a un tío de la madre de José Luis, Delia de la Cera Pérez, natural de El Pozón (Tineo) y residente en Madrid. Delia los había recibido de su tío, gran entusiasta de la canción asturiana, guardándolos durante muchos años. Desde hacía tiempo, valoraba con su hijo José Luis un final para ellos que permitiera su conservación en las mejores condiciones posibles y que a la vez resultaran de aprovechamiento para los interesados en este género. Tras valorar su depósito en algunos museos asturianos, José Luis se inclinó por donarlos a esta colección, que gracias a él y a otros amigos/as, crece paulatinamente. Como ejemplo, apenas unos días atrás, otro amigo, el cantante Fernando Entrialgo, los visitaba para incorporar algunas referencias a un catálogo de discos asturianos de 78 r.p.m. que realiza y extenderá aún más el conocimiento de nuestro patrimonio musical asturiano.

        Además de valorar y agradecer el gesto de José Luis y Delia donándolos a este fondo, nos causa la mayor de las satisfacciones que valoren positivamente nuestro esfuerzo por conservarlos, divulgarlos y hacer más accesible este conocimiento. Y a propósito de esto, no puedo pasar sin recordar la encomiable labor que en esta línea realizaron y realizan el recordado Silvino Antuña, Javier de Arroes y Luis Estrada. Gracias a ellos, hoy parte de esta música se puede escuchar en  formato de vinilo. Como compartimos el mismo espíritu y entusiasmo, esperamos que algún día estas voces centenarias puedan reeditarse en CD con el soporte musicológico que merecen.

Limpieza de los discos, reposición de fundas nuevas y numeración de las originales

        Una vez realizada la limpieza de los discos –en otras entradas quizás sea interesante hablar de cómo debe hacerse para no dañarlos– se procedió a sustituir las viejas fundas por unas nuevas, identificando las originales con el disco al que corresponden. Posteriormente fueron catalogados, fotografiados y subidos al apartado dedicado a la colección de discos de música asturiana, donde ya se pueden ver. 

        El resto de la tarde pasó rápidamente entre la distendida charla y algunos antiguos depósitos de memoria musical asturiana: instrumentos, gramófonos, partituras, rollos de pianola, discos de pizarra y vinilo, cancioneros, fotografías, programas de mano, etc. Y también, rememorando con nuestro buen amigo y compañero Diego Lobo aquellos primeros años en los que ambos soñábamos de rapacinos con ser gaiteros, y hoy, catorce o quince años más tarde, Lobo es para todos nosotros uno de los jóvenes maestros de referencia en el instrumento.

Con Diego Lobo

        Familia González Valencia, espero que el encuentro haya sido al menos tan entretenido para vosotros como agradable y agradecido lo fue para mí y sobre todo, reconocer a José Luis y Delia una vez más vuestro gesto de generosidad y confianza hacia este proyecto. Muchas gracias.

Diego Lobo, César González, Virginia Valencia, Luis A. Pola y José Luis G. de La Cera