SILVINO ANTUÑA: UN FARO PARA LA ASTURIANADA

Cae la tarde del doce de noviembre de 2021 y la Biblioteca de Sotrondio se viste de gala para la inauguración de la Sala de la Canción Asturiana «Silvino Antuña». Tal acontecer, organizado por el Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio, nos invita a trazar una breve semblanza del creador de este fondo musical para así comprender la trascendencia que supone su aportación a la música asturiana.


Silvino Antuña
    Silvino Antuña Suárez nació en 1919 en La Piquera, San Martín del Rey Aurelio. En 1931 abrió en Sotrondio el negocio que le brindaría el sobrenombre de «El sastre». Hombre fornido, elegante, de humor inteligente, socarrón y trascendental, que mostró desde temprana edad una inusitada admiración hacia la canción asturiana. Parece ser que a los catorce años comenzó a adquirir los primeros discos de pizarra de su colección. Su pasión se vio acrecentada en el incomparable marco humano y musical que le veía crecer: la Cuenca del Nalón. 

    Llegó 1936 y la contienda incivil puso a prueba muchas cosas, entre ellas sus principios. Pero ni estos ni su pasión se vieron mermados a lo largo de su larga vida. Quizás esto se debiera a su cultivada personalidad, lo que le llevó a forjar una estrecha amistad con los grandes cantantes del entonces, en una mutua relación de admiración y aprecio. Algunos de estos nombres fueron Arsenio, «El Polenchu»; Ángel González, «el Maragatu»; los Cuatro Ases «Cuchichi», «Botón», «Miranda» y «Claverol»; el poco estudiado Fernando Cué y una voz admirable que pasó a la historia gracias a su testimonio: Ceferino «el ferrolanu». Sin embargo, no consiguió que su fama engrosara el callejero de Sotrondio, a pesar de que su correspondencia era siempre remitida a la por él denominada «Avenida del ferrolanu».

Antuña y su obra (fuente LNE)

    Antuña, con gran tesón y un notable esfuerzo de tiempo y dinero, recorrió diversos lugares reuniendo las mejores grabaciones de la «edad de oro de la canción asturiana». De este modo conformó una vasta colección de discos de pizarra, posiblemente, la mayor existente en la época sobre folclore asturiano. Al tiempo se iría acrecentando en otros soportes y grabaciones no comercializadas de un valor histórico notable, libros, fotografías, carteles, etc. La contienda también había afectado al género: la desaparición de varias de las grandes figuras del cante, el difícil acceso a las grabaciones históricas, el desconocimiento de los cánones estilísticos, la reiteración de los temas en los repertorios o la dudosa cualificación e imparcialidad de algunos jurados en los certámenes de canción asturiana, entre otros. 

    En los años cincuenta tuvo la certera clarividencia de que el género había llegado a un momento histórico que precisaba de la «luz de un faro», y esa, para muchos, fue la de Silvino. Promovió en los años cincuenta y con el apoyo de la Diputación Provincial de Asturias la creación de la Academia de Canción Asturiana (A.C.A.). Desde entonces y de forma totalmente altruista, Silvino pondría a disposición su extenso conocimiento y su basta colección para conducir y labrar la voz de una joven generación en la que supo ver sus posibilidades y apostar por ella. Puso todo a su disposición: sus discos, su tiempo, su casa y tantas veces, su dinero. De esta forma contribuyó con José León Delestal a la fundación de la Sociedad Amigos del Bable, desde la que acometerían la producción de numerosos discos. Comenzó a desarrollar la labor de asesor musical para discográficas como Odeón, Discophon, La Voz de su Amo, Hispavox y Columbia, en las que numerosos cantantes asturianos registrarían con su voz la discreta labor desarrollada durante aquellos años.

    Silvino falleció en el año 2015, tras una larga y rica trayectoria de vivencias y sobre todo, generosa en su entrega. Ahora, después de haber condensado su trayectoria, quedará justificada que consideremos de categoría histórica esta contribución al panorama musical de Asturias mediante la creación de la Sala de la Canción Asturiana «Silvino Antuña».

    Un acto de tal trascendencia requería de una exposición didáctica de su vida y obra, cuestión que debía de correr a cargo de un orador con el conocimiento, la capacidad y la formación necesaria para trasladar la importancia de lo que allí se mostraba. Con pleno acierto, cayó esta responsabilidad en el etnomusicólogo y doctor en Musicología Héctor Braga, encargado de poner de relieve mediante una brillante conferencia la vida y obra de Antuña, situando a Sotrondio en el mapa como un lugar de referencia para el estudio de nuestro patrimonio musical asturiano. 

Héctor Braga en la recién inaugurada
Sala de la Canción Asturiana «Silvino Antuña»

    Meses atrás, el conferenciante defendía su tesis doctoral La asturianada. Estudio etnomusicológico de un género vocal de tipología popular, sin duda un salto cualitativo y necesario al análisis científico del género. Parte de aquellas joyas para las que Héctor Braga diseñó un método de estudio, clasificación y transcripción –el más acertado a nuestro juicio– procedían de este archivo de Silvino Antuña, a quien trató personalmente y del que pudo trazar la mejor definición de su persona y contribución; esta a la que Braga definió como una «gran historia de amor». Nunca mejor dicho, pues si la clarividencia y generosidad de «el sastre» fue admirable, no lo es menos el gesto de quienes han cuidado con esmerado mimo de su obra, permitiendo que Asturias y en particular Sotrondio, sigan custodiando este fondo con el valor y la vocación de ser útil en el presente y en la posteridad, cuestión que su creador, de una forma tan significativa y generosa, siempre le procuró. Nos referimos a la familia de Silvino Antuña, representada en las figuras de su esposa Ceferina y su sobrina Gloria. Ellas han cuidado de esta ayalga musical y conocedoras de tal valor, han tenido la generosidad de ponerlo a disposición de las generaciones presentes y venideras. Tal como definió el doctor Héctor Braga, sin duda, «una historia de amor». Solo queda que a partir de ahora, sea mutua y correspondida.


Familiares de Silvino acompañadas del autor





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